martes, 6 de noviembre de 2012

Nuevo libro de Laura Gutman

Extracto del último libro de Laura Gutman, "Amor o dominación. Los estragos del patriarcado" en su capítulo "El enorme problema del maltrato en los partos".

Durante los últimos veinte años, han surgido numerosos movimientos a favor del parto respetado, en parte promovidos por el excelente trabajo de Michel Odent y su incansable periplo por todo el mundo... En todos los países occidentales , hay organizaciones que trabajan a favor de los partos respetados, grupos de doulas o foros en Internet de mujeres que buscan apoyo y acompañamiento para atravesar los partos en buenas condiciones. Sin embargo... el inconsciente colectivo es más fuerte. La anestesia que tenemos la mayoría de las mujeres -desde nuestra más tierna infancia- produce que, masivamente, rechacemos cualquier propuesta que invite a conectar con el ser interior y con el genuino poder femenino ligado a la vibración espontánea del cuerpo.

Por eso, no se trata de "luchar" a favor del parto natural. Sí vale la pena informar. Sin embargo, hoy en día, en que tenemos acceso a todo tipo de información con un solo click en Internet, eso no basta para que una mujer con el cuerpo congelado y alejada de su mundo emocional, encuentre alguna ventaja en parir conectada con su dolor. De hecho, he sido testigo de innumerables escenas en las que la mujer, exultan por su experiencia de parto en su casa en total sintonía con el universo, intenta relatar las ventajas de esa decisión, esperando así convencer a otra mujer embarazada de que se embarque en algo que ha sido para ella tan genuino, revelador y extraordinario. Resulta que no. Que a la embarazada que la escucha, esto no le interesa en absoluto. Y cuanto más insiste la parturienta envuelta en su propio éxtasis de felicidad, más la embarazada responde aferrándose al médico convencional, quien le asegura continuar con su vida dentro de los mismos parámetros en los que vivía antes de asomarse a la maternidad.

De hecho, si somos una mujer "normal", convencional, queremos atravesar un parto como pasamos nuestra vida, resolviéndolo dentro de parámetros conocidos. Y anestesiada si hay que pagar costos corporales o emocionales, justamente porque respecto a nuestro cuerpo y nuestro territorio emocional, estamos escindidas.


Cuando quedamos embarazadas y empezamos a averiguar de qué se trata todo esto, nos encontramos fácilmente con las propuestas convencionales: visitar al médico... Todo parece normal. Sin embargo, es una autopista de peaje, por donde vamos aferradas al volante que nos conduce a todas hacia un mismo lugar... convencional y patriarcal. Funcional. Cortadas de la conexión espiritual. Fuera de nosotras mismas. Con la garantía de que nadie va a poner en duda nuestra ceguera, ni nuestro congelamiento perfecto para encastrar en la lógica del Patriarcado.

¿A nadie le llama la atención que una mujer que ha hecho el amor con un hombre y que chorrea sexo, amor, fluidos y gemidos, tenga que someterse a la asepsia de un consultorio médico que nada tiene que ver con "eso" que se está gestando? ¿Acaso no es un desastre ecológico que las mujeres entreguemos nuestros cuerpos, nuestros partos y nuestro amor a personas que tienen muchísimo miedo de las pulsiones vitales y de quienes no sabemos absolutamente nada, ni ellos de nosotras? ¿No es espantoso? ¿No es evidente que, alejadas de nuestro ritmo femenino intrínseco, nos viene fenomenal subirnos a cualquier pensamiento externo y creer cualquier cosa con tal de no conectar con nuestro ser esencial?...