martes, 28 de mayo de 2013

Un viaje transpersonal


Hay momentos clave en la vida de las personas que no siempre han de coincidir con hechos significativos del proceso de vida. La trascendencia viene de la mano de lograr comprensiones profundas sobre nosotros mismos, en relación al mundo que nos rodea.

Hace poco tuve una experiencia intensa y muy emotiva, en la que me reconcilié con dios, con ese dios interior y personal, esa guía que llevamos dentro, la intuición sabia que hemos desdeñado en aras de lo puramente racional. Pasé dos días en absoluta soledad, caminando de manera consciente por los montes del Parque de Cabañeros. A nivel sensorial, contemplé la vastedad y belleza de la naturaleza exuberante y disfruté sus colores, olfateé el aroma que desprendía la vegetación, toqué la tierra y el agua, escuché los sonidos del campo y comprobé que todo es UNA sola cosa. Sentí la primavera dentro de mí.

Siempre que he sentido este tipo de conexión, ha sido en la naturaleza, y también en acontecimientos en los que el corazón se ha implicado de manera plena, con poca mente de por medio. Comprender además que, efectivamente, la felicidad nunca podrá venir desde algo externo a uno mismo, es difícil, pero posible. Ahí estaba yo, sin nadie cerca, con una botella de agua y una mochila, y me sentía plena, llena de vida, disfrutando de un llanto de alegría y danzando en armonía con la Tierra. Alcancé ese estado de felicidad, y supe entonces que está dentro, que siempre está dentro y que puede fluir, manifestarse fuera, y entonces algo mágico ocurre, lo irradias y eso te retroalimenta.

No se me ocurre mejor forma de transmitir lo verdaderamente importante de la vida a mis hijos, que siendo feliz de verdad, respetar mis propias necesidades, mostrar que el camino hacia uno mismo es un viaje de retorno al hogar, al origen  y sentir esa conexión íntima con uno mismo, con la tierra y con el cielo.

Vista desde Pico Umbría



domingo, 26 de mayo de 2013

La sexualidad de los niños y la nuestra

Ayer, sábado 25 de mayo, se celebró el segundo evento del III Ciclo de Conferencias "Conociendo a nuestros hijos", organizado por Besos y Brazos. La ponencia de ayer corrió a cargo de Yolanda González, psicóloga clínica con una extensa experiencia en apoyo de grupos de padres y madres, sexóloga y especializada en Teoría del Apego y Prevención Infantil,  entre otras muchas cosas. Llevaba por título "Las preguntas delicadas de la infancia", en cuanto a temas como la muerte y la sexualidad.

Destaco en esta entrada la parte dedicada a la sexualidad, englobando tanto aspectos de la propia sexualidad infantil, como el abordaje por parte de las familias de este tema que en su mayoría consideran tabú. Y me quedo con lo que más me ha llegado a mí, pues no pretendo hacer un resumen aquí de todo lo que expuso Yolanda en su charla, aunque comparto absolutamente todo lo que nos mostró y enseñó.

La idea básica de la que partimos es que la sexualidad y el sexo están muy desnaturalizados, se comercia fácilmente con ello, pero no entendemos su significado profundo. El punto de vista expuesto sería aquel en el que la sexualidad se aborda de manera integral, como algo muy importante en la salud de las personas y en nuestro desarrollo desde el inicio de nuestras vidas. El problema es que en las escuelas e instituciones, el tema se trata con un enfoque meramente procreativo, y como en todo, lo más significativo e importante es cómo lo vivimos y cómo lo transmitimos a nuestros hijos; es decir, nuestra actitud en torno a la sexualidad, será la clave para la interpretación que haga el niño de ella. Si en el entorno familiar se niega, se oculta o se evita el tema, el niño interpretará que eso que intenta explorar en sí mismo, es algo que no está bien visto por sus padres, desvirtuando de esta manera su visión presente y futura de un instinto biológico, y por tanto, natural y saludable. 

En épocas no muy lejanas, se pensaba que la sexualidad infantil no existía. Afortunadamente, a raíz de las tesis de Freud, se supo que no sólo existía, sino que además era inevitable para el desarrollo humano. Como instinto natural que es, se debe facilitar su flujo, es decir, no contenerlo, pues tal y como ocurre con la rabia y la ira contenidas, cuando explota, puede hacerlo de forma descontrolada. Por tanto, si el instinto sexual sigue su curso natural, sin intervenciones de corte moral y los prejuicios adquiridos por nuestra propia educación represiva al respecto, entonces se favorece un desarrollo adecuado de la persona. 

Fases del desarrollo sexual 

Destacó las fases del desarrollo sexual de los niños (oral, anal y genital). Es importante para un desarrollo adecuado, el pasar por estas fases de manera completa, sin interferencias externas. Por ejemplo, la fase oral acontece desde el nacimiento, con el reflejo de succión, hasta los 3 años, aproximadamente. Se sabe que un bebé no mama sólo para alimentarse; a través de su boca, percibe el mundo, encuentra seguridad, afecto y cobijo. Por eso es tan importante barrer comentarios del tipo "mama por vicio" o "ya ha comido, y no necesita más teta". Llevar esta fase hasta su final natural implica que permitamos a los niños explorar el mundo a través de la boca. Pero vivimos en un mundo tan aséptico y plagado de miedos, que encontramos siempre buenos motivos para prohibir a nuestros hijos que chupen todo (el típico comentario "eso no, caca", a partir del que Yolanda puntualizó que la caca es caca, no cualquier cosa que no nos parece adecuada que toquen, comentario que comparto del todo). Si todo el mundo supiera cuán importante es esta fase, no interferiríamos tanto en ella.

La fase anal, suelen pasarla rápido los niños que han forjado un vínculo fuerte y que han tenido una lactancia suficiente y prolongada. Se da cuando los niños toman conciencia de que algo sale de su cuerpo. Pero cuando se interfiere en diversas maneras, por ejemplo, forzando a quitar el pañal de manera prematura, cuando aún el niño no está preparado, esta fase se puede extender en el tiempo.

La fase genital, que va desde los 3 hasta los 7 años aproximadamente, es la época del exhibicionismo genital y de la masturbación. Y lo que lamentablemente nos encontramos en la sociedad en general, es que no se aborda de una manera natural y directamente se reprime ("eso no se toca" o directamente "no te toques ahí", "eso es de guarros" entre otras perlas...) A mayor naturalidad en el enfoque, menor problemática presente y futura. La sexualidad infantil no sólo hay que aceptarla y tolerarla, sino también afirmarla, o sea, otorgarle valor y legitimarla, dejando claro a nuestros hijos, que es algo que a nosotros, los adultos, también nos gusta.

En definitiva, si actuamos desde la ignorancia, el miedo y los prejuicios, nunca podremos acompañar a nuestros hijos en este aspecto en libertad, y evitaremos que esta sea una parte de su vida saludable. 

Me dejo muchas otras ideas que allí salieron, pero sirva esto para abrir boca y despertar alguna que otra conciencia.