miércoles, 27 de marzo de 2013

Sobre masturbaciones I

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Me ha costado decidirme a escribir esto. Y ahora lo digo sin pudor; me leen personas a las que en directo no les contaría ni media coma de esto tan mío de una forma tan explícita, porque sé que no se sentirían cómodas. Está claro que todo llega en el momento adecuado, y es éste un tema que me gusta especialmente, y no sólo por lo que a su práctica se refiere, sino por el interés que tiene a nivel científico-intelectual, y sobre todo por su importancia en relación a lo emocional, tanto en el fondo como en la superficie, aspectos que quisiera ir desarrollando en sucesivas entradas.

Ir al trasfondo de la masturbación, a lo que hay más allá de las sensaciones corporales, siempre ha sido objeto de mi curiosidad y de mis cuestiones más profundas. Pensé que escribir algo serio sobre el tema era tan fácil como documentarme a nivel empírico-científico, pero me pareció tan despersonalizado que me he decidido a construir una especie de biografía masturbatoria, si se me permite la expresión.


El caso es que yo, como una gran mayoría de mujeres, no fui acompañada/educada para tomar este asunto (ni cualquiera de naturaleza sexual) de manera natural. Más bien lo que circulaba en el entorno y el inconsciente colectivo era que esto no se hacía, sin más. Parecía que si no se hablaba de ello, no existía. Me pregunto cuándo dejaremos de ensombrecernos con tabúes y creencias absurdas. Va en nuestra naturaleza. Tenemos un cuerpo que siente, y en muchas ocasiones no somos capaces de disfrutar del todo de él (sí, todo el mundo tiene actividad sexual, pero no todo el mundo está exento de prejuicios de un tipo u otro). 

Así, fui creciendo y ya de niña mi cuerpo me enviaba señales que indicaban que aquello daba gustito. Mi madre me ha contado alguna vez que de bien pequeña, cuando en la televisión había alguna escena romántica (algún beso, no más), inocentemente le decía: "me sube una cosita por aquí abajo". Tierno, ¿no? Tengo que decir que bravo por la actitud de mi madre,  ya que no hubo ninguna represión manifiesta acerca del tema en esos momentos. Más adelante, recuerdo escenas de juego con algunas de mis primas, en las que sentíamos cosas que no sabíamos nombrar, pero había caricias y sensaciones placenteras y que de ningún modo considerábamos pecaminosas. ¡Era la naturaleza instintiva la que funcionaba! Más adelante, la cosa fue evolucionando y cambiando....

Continuará...

2 comentarios:

  1. Guapa, se nota que tienes a Nicole cerca...jeje.

    A mí Emilio Santos me preguntó cuando estaba embarazada si me masturbaba (en general) me dijo que eso tenía mucho que ver con como podría ser mi parto, y es que cualquier persona sana lo hace cuando le apetece/puede no? Nosotras no estamos por la labor en cualquier momento del mes, hay algunos días más propicios que otros, al menos a mí me pasa...y no siempre son los mismos, no siempre coincide con la ovulación como se supone que pasa...

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  2. En el momento en que nuestra cultura comenzó a separar cuerpo, mente y alma comenzaron los problemas, porque tenemos una larga tradición a nuestras espaldas que alaba el sacrificio y la penitencia y criminaliza el placer, sobre todo el femenino. Castiga tu cuerpo, cultiva tu mente, depura tu alma. Tiene que ver con la sumisión de la mujer. Ser dueña de tu sexualidad te hace libre. No depender de un hombre para tu placer te hace todavía más libre. Sentir placer, sin más, sin oscuridades ni remordimientos, te hace tan inmensamente que libre que hay instituciones que han dedicado más horas a reprimirte sexualmente que a controlar al poder económico o a los propios gobiernos. Por algo será.

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