Lo voy sintiendo. Cada vez con más intensidad. Algo dentro de mí me pide recogimiento, serenidad, introspección, acompañamiento a mí misma. Miro los rincones, cada objeto, cada detalle de mi alrededor va ganando importancia. Percibo que el momento se acerca, a su ritmo, y me invade una sensación de alegría y nostalgia a la vez, porque este momento, el actual, no se repetirá.
Pienso en Álvaro… nos queda poco tiempo de estar solos; aprovecho cada mirada, cada sonrisa, cada abrazo, cada beso, cada acercamiento, para decirle lo importante que es para mí, lo grande que es como persona y cuánto le quiero.
Pienso en Alex… nos queda poco tiempo de ser padres de un solo hijo; siento con emoción su cercanía, su apoyo, es una pieza fundamental en todo esto. Y me doy cuenta también de que cada vez le necesito más a mi lado en estos momentos, porque será mi pilar más importante.
Vamos a vivir un gran cambio todos juntos como familia.
Vivo con ilusión el final de este embarazo, no hay prisa, cada momento es importante, cada día que Gael pasa en mi útero, es un paso más hacia el redescubrimiento, porque ya nos conocemos. Nos miraremos a los ojos por primera vez, la oxitocina obrará el milagro, nos enamoraremos, nos miraremos todos en ese espejo en el que se convierte compartir vida, el dar y el recibir amor a raudales.
Me gusta imaginar a Álvaro tal y como es él, pura ternura para con los bebés. Será un momento inolvidable, no tengo ninguna duda.
Me gusta imaginar a Alex, padrazo sensible, sostén emocional perfecto y consciente del puerperio que nos espera a todos. Es un paso más del ciclo, quiero vivirlo en toda su plenitud.
Me gusta imaginarme a mí, en fusión con el cosmos, dejando morir heridas antiguas, sanando y renaciendo una vez más.
Me gusta imaginar al pequeño Gael, arropado por nosotros, último eslabón de esta cadena sólida que estamos construyendo entre los cuatro.
No quepo en mí de emoción. Realmente la vida nos regala a cada paso que damos algo muy valioso, un tesoro que debemos tener en cuenta, sostenerlo, que nos sirve de oportunidad para crecer aún más, para reforzar y renovar el espíritu, para sentir la vida misma viajando por nuestro interior. No nos dejemos dormir, seamos conscientes del valor que tenemos en las manos.
Comienza el recogimiento y tengo que ver qué cosas pendientes quiero cerrar, cuáles quiero posponer para otro momento más idóneo y qué es lo que quiero vivir intensamente aquí y ahora. No hay dudas. Una vida llega, y la vamos a recibir con toda nuestra ilusión y todo nuestro cariño. Aquí te esperamos, sin prisa, tú decides el momento, lo sabrás mejor que ninguno, y nosotros estaremos disponibles para ti… siempre.
Soy Sonia, nacida en el 72. Me apasiona la maternidad/paternidad conscientes. Algo se me removió en mi interior con mi primer embarazo que me hizo crecer más como persona y empezar a entender las incoherencias que me acompañaban en mi vida; de alguna manera lo que sentía no se racionalizaba de acuerdo a lo estipulado, lo que siempre había oído. Así, empecé a hacer una introspección y a caminar hacia donde me dirige el corazón.
Sonia...sin palabras....
ResponderEliminarSoy afortunada porque estoy asistiendo, mientras me descalzo y me quedo en un rincón, ahí, presente, a este despojarte de lo superfluo o de lo que ahora no es prioritario para recogerte. Gracias por compartirlo, sigo tu proceso desde mi silencio.
ResponderEliminarjolín, Clara.... Qué te puedo decir?? Que gracias de nuevo por el acompañamiento silencioso, que es el mejor de todos
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