miércoles, 23 de febrero de 2011

Ciudadanos de primera

Ayer estuvimos en esa tienda sueca tan grande de muebles y cosas para el hogar. Y quizá me esté aventurando mucho con la conclusión que saqué mientras estábamos allí, pero ahí va...

Nunca me había cuestionado el diseño de estos grandes centros, más allá de lo evidente que resulta que te inviten a realizar el circuito completo, vamos, puro marketing. Al margen de ésto, aunque en la línea de facilitar al cliente sus compras, hay un detalle en el que nos fijamos ayer, y es la estudiada dedicación de espacios para los niños. Y no me estoy refiriendo al espacio de juegos con servicio de guardería, que no está mal, dicho sea de paso, sino a otros detalles, como el diseño del comedor e incluso de la exposición donde se da la posibilidad de que los más pequeños interactúen y jueguen, es decir, no es sólo el niño el que se tiene que adaptar al entrar en un centro comercial que ni le va ni le viene.

Y es que es muy fácil tirar del hilo: tienda sueca, ¡anda! ¡Suecia!, ¿de qué me suena?, país nórdico, sociedad avanzada, consideración especial de los niños y en general de toda la ciudadanía, bajas maternales mucho más justas que aquí, datos educativos significativamente mejores.... ¿seguimos? No hace falta; ahí radica la diferencia, en la consideración que se tiene de la infancia y en la importancia de la misma en el futuro adulto.

Aquí está extendida la idea de que el niño es alguien sin criterio a quien moldear, dirigir, porque nosotros los adultos somos los que sabemos,  y ellos son unos ignorantes (que no inocentes, "porque nos manipulan") -la ignorancia es nuestra por desconocer que son ciudadanos de primera como los demás y no meros caprichos del destino y de los deseos de sus progenitores-. Allí al niño se le deja que disfrute de lo que le corresponde, y eso incluye a su madre durante un buen periodo de tiempo, 2 años nada menos, o sea, que ¡encima se ayuda para poder seguir las recomendaciones de la OMS en cuanto a lactancia y todo!,  facilitando además la dedicación y la empatía; la escolarización es a edades más avanzadas, sin que ello vaya en detrimento de su formación, los modelos educativos  son bien diferentes...

No digo que no haya maniobras marketinianas en los servicios que ofrece la tienda de muebles, pero se ve que allí están más habituados a contar con que las familias pueden tener niños y que estos niños tienen necesidades diferentes a los adultos, se les tiene en cuenta y se adaptan los centros públicos a ellos, no al revés. Aquí parece que poniendo salas de lactancia y parques de bolas (en algunos ni siquiera los padres ven a su hijo) está todo arreglado.

A veces me dan ganas de emigrar...


4 comentarios:

  1. A mi tambien me dan ganas Sonia...

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  2. Buena observación. Nunca me había parado a pensarlo y eso que he ido más de una vez.

    Con tu permiso he hablado de esta entrada en el repaso semanal de Bebés y más.

    Un saludo,

    Armando.

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  3. Yo siempre lo he pensado y ahora que lo he vivido llevando a mi hijo, la verdad que lo comparas con otros sitios y es una gozada.
    Por ejemplo, y ya se que no es un centro comercial si no una tienda, pero intenta entrar en stradivarius con un carrito de bebé! encima las vendedoras te miran mal!! oye, que debajo de este abrigo hay un buen cuerpo

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  4. Completamente de acuerdo. Te has fijado en la sala de lactancia que tienen? es tan acogedora como tu propia casa.

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