domingo, 5 de septiembre de 2010

Desmontando la niña buena

Siempre tuve el germen de mí misma en mi interior. Pero no le dejé crecer lo suficiente.

Me pregunto cómo se fue gestando aquella crisis vital tan potente que me llevó a reencontrarme conmigo misma, a descubrirme por entero y a llenarme de una nueva energía, pasando por el dolor que supone el conocimiento y el adentrarse en las sombras propias, lo que negamos que somos pero que irremediablemente está ahí porque somos eso mismo… No importa. Lo que realmente importa en este momento es que encontré la senda hacia la consciencia, un camino largo, interminable, pero tan interesante que ando en él y me descubre cuán grande es el potencial humano, cuán grande es el instinto salvaje como mujer y ahora como madre. Las palabras de Clarissa Pinkola en su intenso libro “Mujeres que corren con los lobos”, lo expresan muy bien: “...una de las puertas hacia el Yo salvaje es el ansia de una vida más profunda y colmada… para encontrar a la mujer salvaje se debe regresar a la vida instintiva, a los más profundos conocimientos…”

Y como apunta Laura Gutman: “...una cosa es la vivencia y otra el discurso del ‘yo engañado’; desarmar a este último nace de la intención personal de conocernos más”

Así que en esas estoy….

Hace más de tres años me decidí a adentrarme en mis profundidades, no sin miedo por lo que me encontraría. Llevaba sumida en aquella crisis vital más tiempo de lo que mi conciencia me decía. Hechos que se sucedieron en el pasado pudieron desencadenarla (seguro), pero lo cierto es que ahí estaba y no era feliz del todo, al menos mi yo verdadero; mi yo engañado era pura imagen, imagen de bienestar y felicidad, justo lo que se esperaba de mí. Era el personaje construido que me permitía sobrevivir sin sufrir demasiado. Pero algo no encajaba, ese algo era tan grande como yo misma. A medida que me implicaba más en la terapia, más al fondo me enviaba, más hundida me sentía; sin embargo, cada vez me restaba menos para poder reflotar una vez tocara fondo y me impulsara.

Y tomé impulso…

La serenidad llega cuando empiezas a asumir lo que realmente eres, integrándolo, explicándote por qué haces las cosas que haces. Yo pude ver que mi personaje era el de la niña buena, no sin antes negarlo varias veces. ¿Realmente era necesario? Supongo que por mi impronta sería fundamental. Desmontar el personaje es muy difícil. Recuerdo cómo una amiga me contaba que los demás le decían que desde que hacía psicoterapia estaba peor; es justo lo que ocurre en muchos casos, esa es la percepción externa, a mí también me ocurrió tiempo después, pero lo que pude ver de mí misma es más autenticidad, menos engaño a uno mismo, que es lo que realmente importa, y en definitiva más felicidad por la liberación de condicionantes que antes consideraba insuperables.

Paralelamente, Álvaro nos eligió como padres, es mi primer gran maestro. Aquel embarazo fue una vorágine de sensaciones, se me removieron muchas cosas antiguas. Comencé a devorar las lecturas de Laura Gutman; me fascinaba lo que contaba, me sentía muy identificada con sus tesis, supe entonces que mi camino y estilo de crianza que quería no concordaba con lo que veía a mi alrededor. Tomé la decisión consciente de obrar según me dictaran el corazón y el alma, sobre todo sentía que mi cuerpo era dirigido por un instinto brutal hacia el apego con mi hijo, por extensión de lo que me ocurría conmigo misma. Cómo me alegra haberlo sentido así…

Y para terminar esta primera entrada, quiero citar textualmente a Alice Miller, en su obra “El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero Yo”:

“…El verdadero Yo no puede comunicarse porque ha permanecido en un plano inconsciente, y por ende no desarrollado, en una cárcel interior. El trato con los guardianes de esa cárcel no favorece un desarrollo vivo. Sólo después de la liberación empieza el Yo a articularse, a crecer y a desarrollar su creatividad. Y allí donde antes sólo era posible encontrar el temido vacío o los temidos fantasmas de la grandiosidad, se abre una riqueza vital realmente inesperada. No es una vuelta al hogar, pues éste nunca había existido. Es el descubrimiento de un hogar”

Nos vemos en el camino.

9 comentarios:

  1. Wow Sonia, magnifico comienzo..me alegro de haberos encontrado en mi camino, me siento identificada con todo lo que expresas.

    Te leo.....

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  2. muy bueno sonia, me gusta como escribes y estoy de acuerdo con tus sentimientos. me encantará seguir tu blog.

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  3. Una publicación con mucha fuerza..ánimo y ya sabes que estoy cerca.

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  4. Mi niña, estoy sin palabras. Precioso, conmovedor y a la vez, sereno. Siempre he sabido quién eras y ahora sé que incluso más que tú misma. Me alegro de que te hayas encontrado porque eres impresionante. Disfrútate!! Tienes mucho que dar. No quiero perderme nada de hoy en adelante así que sigue escribiendo, por favor!!!Muchos besos!!

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  5. Me encanta! me gusta como escribes...algo dentro de mi se remueve y me conmueve. Creo que voy a ser una fiel seguidora, aunque todavía no sea mamá...Muchos besos y mucha fuerza!!

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  6. Querida Sonia:

    Desde México unos ojos solidarios. Muchos besos para todos.

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  7. Me alegro tanto de compartir el camino contigo y con vosotros, Sonia, con Alex y Alvaro y con Gael.La vida es generosa y da en una medida colmada, rebosante, sin medida

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  8. La visión del "padre consciente" es impresionante. En justicia tengo que decir que incluso los más a priori, padres "inconscientes" también saben innatamente (creo o por fuerza homínida natural), disfrutar de la "piel con piel" de las crías y saber en cuánta medida forman parte de ellos. Pero lo cuentas precioso, niña, no hay más! Si te he querido y te querré siempre es por algo. Go on!! I need you!!

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  9. Susana, eso es... Creo que todo ser humano conectado consigo mismo, saca todo aquello. Sin embargo, y a mi modo de ver, en esta sociedad regida por "lo que está bien y lo que está mal" en cuanto a la crianza y a otras cosas, nos condicionan de tal manera que terminamos por desoírnos y delegar nuestra responsabilidad en manuales y escuchamos antes a los demás, con lo que recibimos mensajes a veces que no entendemos, pero nos dejamos hacer y llevar...

    Yo también te quiero petarda!!

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