Me fascinan los gatos. Y además los conozco muy de cerca. Vivir tanto tiempo con ellos me ha hecho tenerles en una consideración especial. Por eso, el texto de Michel Odent que reproduzco hoy, me conectó en su momento con algo conocido y ancestral pero relegado a algún lugar del subconsciente. Dice así:
... He aprendido mucho de los gatos. ¿Puede haber alguna relación entre la presencia de gatos en una casa y un parto rápido?... Por lo que he observado, sí existe relación. Un tema nos lleva a otro; si existe relación es tal vez porque el amor por los gatos y la capacidad de parir fácilmente son dos aspectos de un mismo tipo de personalidad. La persona que ama a los gatos es amiga del silencio, y esto significa que le gustan cierto tipo de caricias, dar a los que piden y amar cuando no se puede esperar nada a cambio. Implica también aceptar la pérdida de control que supone el comportamiento animal, aceptar ser dominado por los hechos. Pero tal vez sea a la inversa, tal vez sea vivir con gatos lo que va moldeando la personalidad. En la vida cotidiana, ¿es posible tal vez que los gatos aporten tranquilidad, serenidad y relajación para regular las hormonas del estrés? ¿O quizá están dotados de un misterioso poder? ¿Podrían influir en el desarrollo de un parto con su simple presencia? No hay que olvidar que en Egipto se veneraba a los gatos como animales sagrados y se momificaban sus cadáveres... Y todavía podemos añadir que Bestet, la diosa del amor y la fertilidad, tenía cabeza de gato y cuerpo de mujer. ¿Es posible que los gatos tengan propiedades bioenergéticas que somos incapaces de identificar e interpretar? Estos animales tienen fama de estar dotados de capacidades metafísicas. ¿En qué se basa esta creencia?
Una terapeuta londinense permite que sus gatos se paseen libremente por el consultorio, y ha observado que se sienten atraídos especialmente por las embarazadas y su abdomen. Algunas médiums afirman que necesitan la presencia de gatos para poder manifestar mejor su clarividencia. También se ha visto que se sienten más atraídos por ciertas personas que por otras y les gusta especialmente estar encima de algunas partes del cuerpo como el epigastrio o el cuello. Estas partes corresponden precisamente a dos chakras, esos centros sutiles descritos por los iniciados hindúes que sólo funcionan a pleno rendimiento en una minoría de seres humanos y que los yoguis saben cómo estimular conscientemente. El comportamiento de los gatos es realmente misterioso en muchos aspectos. No se comportan como los perros por lo que respecta a las influencias telúricas y electromagnéticas; se ha observado que suelen colocarse encima de zonas perturbadas como si quisieran reequilibrarlas, regularlas, incluso con cierto instinto de protección.
No hay que olvidar que para algunos psicoanalistas el gato es, por encima de todo, un símbolo femenino. Jung otorgó al gato un simbolismo erótico en su estudio de los sueños y en su interpretación del origen de las enfermedades mentales.
Personalmente me he sentido atraído de forma especial por los gatos más que por los perros o cualquier otro animal doméstico porque los gatos se comportan de un modo muy particular en un parto en casa. Son absolutamente discretos; pasan desapercibidos pero allí están. Parece que se dan cuenta de todo lo que sucede a pesar de su aire indiferente. Es como si captaran la importancia del acontecimiento, su carácter sagrado. Hay una especie de recogimiento en su actitud casi meditativa. Para las comadronas del futuro, el comportamiento de los gatos durante el parto podría ser un ejemplo a imitar. El arte de la comadrona consistiría precisamente en saber pasar desapercibida y al mismo tiempo ser capaz de detectar cualquier anomalía, arte que está relacionado con los aspectos más profundos de la personalidad...
Hoy más que nunca me siento felina. Pero aún no tengo claro si los gatos me buscaban a mí o era yo quien los quería encontrar. ¿Quién eligió a quién?
Texto extraído de "El bebé es un mamífero" de Michel Odent
Lástima que no podamos seguir teniendo a nuestro/as amigos....siempre imagíno a Agapito con Álvaro y ahora con Gael...es que ese gato era muy especial...cómo nos miraba haciendo "muecas" y lo juguetón que era siendo ya adulto.
ResponderEliminarMe ha venido muy bien este texto...siempre me han dado mucho respeto los gatos, y creo que a veces es porque ven mas alla de lo que yo quiero que vean de mi...miedo? respeto? desconocimiento?...no se lo que es...pero es muy interesante este escrito para conocer un poco mas de ellos. un beso
ResponderEliminarMira, pues como Yola, nosotros tenemos perro y los gatos tienen ese punto de descontrol que a mí me vendría al pelo.
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