viernes, 10 de junio de 2011

Soñando juntos

Me abandono y me dejo llevar por el sueño sin darme cuenta. No tengo intención de dormir y sin embargo, algo me va relajando hasta que la conciencia se apaga sola. Me he metido en la cama vestida, con mis cachorros, uno a cada lado; les acompaño en su propio abandono al sueño, y creo que nos dormimos a la vez... Esto me pasa cada noche; la sensación de "dejarse" es tan placentera que me olvido completamente de que tengo mil cosas pendientes que hacer antes de irme definitivamente a dormir hasta el día siguiente, tanto, que ya se ha convertido en un ritual. Pasa un rato, me despierto y pienso: "me quedé dormida otra vez", como si no fuera (que no es) mi primera idea.

Duermo con mis hijos desde siempre y me gusta. A ellos también. Lo que en un principio es una necesidad para ellos y una llamada desde lo más salvaje e instintivo para mí, se convirte en lo "que tiene que ser" y ya no concibo hacerlo sin ellos. Y eso que acabo casi siempre comprimida entre ambos, pero con una sensación tan reconfortante que la postura termina siendo lo de menos. Además, he observado aquello que está demostrado por la ciencia, que nuestras respiraciones se sincronizan, que nos olfateamos e intercambiamos algo que no sé describir y sobre todo que no perdemos tiempo de estar juntos. Nos necesitamos mutuamente y aprovechamos los momentos. No lo cambio por nada, ni tengo prisa por que la situación cambie. Ningún otro animal en la Naturaleza dudaría en dormir con sus crías; es un planteamiento imposible alejarles de su madre y dormir en otro lugar.

Descansamos mucho. No es que seamos dormilones; es que sencillamente estamos tranquilos, ellos y yo. Ellos porque tienen a su madre a su lado siempre y yo porque los tengo a ellos a mi lado. Y es lo que nos pide el cuerpo, lo que queremos. Y además lo recomienda la OMS y UNICEF. Pero por encima de todo, lo hacemos así porque nos da la gana.


Cuando duerme una madre junto al niño
duerme el niño dos veces;
cuando duermo soñando en tu cariño
mi eterno ensueño meces.

Tu eterna imagen llevo de conducho
para el viaje postrero;
desde que en ti nací, una voz escucho
que afirma lo que espero.

Quien así quiso y así fue querido
nació para la vida;
sólo pierde la vida su sentido
cuando el amor se olvida.

Yo sé que me recuerdas en la tierra
pues que yo te recuerdo,
y cuando vuelva a la que tu alma encierra
si te pierdo, me pierdo.

Hasta que me venciste, mi batalla
fue buscar la verdad;
tú eres la única prueba que no falla
de mi inmortalidad.

Miguel de Unamuno

3 comentarios:

  1. lo que describes es la formula de la coca cola del amor.

    nos pasamos la vida buscando en nuestra pareja de adultos esa sensacion de amor completo que sentimos durmiendo junto a nuestras madres, de ahi tanto fracaso emocional, me quedo con lo de las respiraciones sincronizadas, el dia que notes eso en tu pareja es que es tu media naranja

    Enviado desde mi iPhaloma mensajera

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  2. Sonia...buena reflexión....es cómo irse a dormir verdad...??algo tan normal y natural tener cerca a los peques y despertarse con sus risas y sus sensaciones...puedes estar alicaido que un gorgojeo del pitufo y/o una risotada del mayor te arranca la sonrisa.
    Felicidades.

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  3. Sonia, yo siento lo mismo cuando duermo con David (que es siempre). Siento que es así como debe ser, y me siento muy muy feliz de poder disfrutarlo como lo estoy haciendo.

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